martes, 22 de marzo de 2016



La universidad como mi principal quehacer 

Un día de semana cualquiera me levanto para ir a la universidad, la mayoría de veces con la convicción de dar lo mejor de mí misma en cada clase en el trato con cada uno de mis compañeros, es mi principal actividad diaria, asistir a la universidad, en la que actualmente me encuentro cursando dos carreras simultáneamente, la primera de ellas inició con la firme intención de obtener una mayor liquidez financiera y alcanzar un mayor status social, sin embargo los años y las experiencias me han hecho observar que dichas metas pueden también conseguirse a través de otros medios, a veces incluso más rápidos, lo que me llevó a pensar que el verdadero fin de asistir a una universidad es el desarrollo personal. 

 Otra actividad que hago regularmente es el servicio a la comunidad, la cual va de la mano con lo que busco en mis estudios, ya que al ayudar en una fundación hogar para personas de la tercera edad se alcanza un desarrollo personal increíble al servir a los demás, al desarrollar un mayor sentido de solidaridad y por qué no, al entablar una conversación con personas con diferentes experiencias. Además, mi mejor pasatiempo es asistir a jornadas de cineclub donde se presentan películas de cine independiente, la mayoría de veces con contenido crítico, lo cual ha sido muy enriquecedor hasta el momento, ya que me ha permitido conocer puntos de vista de ciertas situaciones políticas de las que siempre se habla y se escucha mucho, pero en este caso, el cine independiente me ha permitido abordarlas desde distintas perspectivas e incluso me ha hecho a cambiar de opinión en varios casos. 

En todos esos hábitos se encuentra la intención de ayudar a los demás y de convertirme en una persona íntegra, sin embargo, hay que mencionar que siempre tenemos a disposición acciones pequeñas con las que se puede contribuir mucho a la sociedad, pequeños actos que van desde ayudar a una persona adulta a cruzar la calle, ceder el asiento en el bus o en cualquier lugar, ayudar a una persona en caso de un accidente, donar útiles escolares a chicos que lo necesitan, ayudar a las personas cuando levantan algo pesado y necesiten colaboración de alguien, dar consuelo a un amigo o cualquier persona en caso de que esté triste para subirle el ánimo, hasta escuchar a otros con opiniones distintas sin hacer de ello un motivo de afrenta. Es en esos hechos donde se demuestra el nivel de desarrollo personal que se alcanza al asistir en la universidad y por donde deberíamos empezar para construir una sociedad más armónica.

"Somos lo que hacemos repetidamente. La excelencia, entonces, no es un acto; es un hábito." Aristóteles, un gran pensador. Un hombre de palabras profundas que en cada una de sus citas guarda una riqueza de vida de gran magnitud. Precisamente se refiere a la perseverancia. Me identifico mucho con esta frase. En el transcurso de los tiempos, el ciclo de la vida, consta de etapas que se convierten en nuestro quehacer diario, donde no rompemos la rutina y nos acostumbramos a convertir en monotonía las cosas que nos rodean; el entorno familiar, sobre todo cuando las personas tienen parejas; el trabajo, cuando nos quedamos estancados en patrones que no desarrollan la creatividad; y sin darnos cuentas nuestras vidas le damos un giro donde si lo hacemos de forma repetida o mantenida la convertimos en un mal hábito adquirido. Los roles que cumplimos en todos los escenarios, donde alguien nos observa, nos imita; si no lo hacemos de forma adecuada se convierten en repetición y caemos nuevamente en el mal hábito. Y si seguimos debatiendo serían muchas las razones por la cual la mala práctica de estas costumbres se convertirá en resultados poco alentadores. 

Sin embargo pienso que Aristóteles empleo su frase para hacer del hábito, la repetición, la perseverancia una constancia de buenos valores para lograr nuestros objetivos cualesquiera que sean, en el ámbito que fuese. Tener perseverancia con nosotros mismos y trazarnos metas alcanzables en constancia y repetición, dice mucho de cada persona. Esta distinción ha hecho que el ser humano sea reconocido por sus logros a todas las esferas. Insistir cuando caemos, no darnos por vencidos, ser positivistas enriquece nuestras virtudes como personas. Pero más aún si ante el fracaso o la no remuneración de quienes nos rodean se insiste en alcanzar una meta, logramos la excelencia en nuestro desarrollo personal. Es difícil el camino cuando en él se anteceden batallas muy duras de librar, y cuando se está queriendo cambiar el patrón que lleva una sociedad entera pero es ahí donde se encuentra el quid de crecer. 

Es decir, es menester hacer de los pequeños actos una repetición, una serie de hábitos y de esta manera dar el ejemplo y demostrar ante la sociedad y ante las empresas en las que más tarde laboraremos lo que verdaderamente vamos a lograr a la universidad, tal vez el hecho de realizar una gran cantidad de pruebas de conocimientos técnicos confunda un poco estas ideas, pero lo que se mide es la responsabilidad de cada uno de nosotros al profundizar en los conceptos, la universidad nos inspira mediante exigencias de promedios, de puntualidad, de respeto hacia nuestros profesores y compañeros a ser más responsables con nosotros mismos y nuestros deberes. 

En el marco en que nuestras vidas se sigan desarrollando se crearán conflictos que irán modificando nuestras conductas, pero la verdadera fortaleza está en la capacidad de moderarlas, transformarlas al punto de equilibrarlas para hacerlas persistentes ante un nuevo acontecimiento, la persistencia creará en nosotros la excelencia. 

Finalmente, la universidad que constituye prácticamente mi vida diaria, aunque es una experiencia que asimilamos cono la forma más simple de transferencia de conocimiento – al menos, más que su transferencia en sentido estrictamente formal. Su verdadero ser se encuentra más allá de esto, En otras palabras, el acceso a las personas con las que uno estudia, al mismo tiempo y en el mismo lugar, con las que discute, hace preguntas, colabora, se burla de la vida, comparte traumas y demás cosas, es probablemente lo más valioso del entorno universitario. Es quizás en ese contexto donde, al menos como yo lo veo, uno puede tener las conversaciones más gratificantes y las discusiones que realmente lo llevan a uno a descubrir las cosas que uno mismo piensa y quiere hacer. 

En este sentido que es quizás, lo más irreemplazable (no por eso lo único) de la experiencia universitaria, el significado de ir a la universidad no es propiamente adquirir conocimiento, pues eso lo puede hacer uno de muchas maneras cuando el acceso a la información se ve tan simplificado hoy en día. A través de esas conversaciones con compañeros, profesores, guías es que se deben formar profesionales solidarios, integrales, responsables de sí mismos, de sus cargos, del medio ambiente, por lo tanto es en esta etapa en la que se deben introducir cambios de actitud en nuestra vida, empezando por los pequeños actos que mencionaba al principio y terminando por inculcarlos en las próximas generaciones. 

María Belén Navarro Quintero